Mi hijo heredó la
biblioteca del artista plástico Oscar Granato. La alojo yo por el tamaño enorme
de mi casa, que ya es, prácticamente, toda biblioteca. Estuvimos varios días,
separando y embalando, transportando cientos y
cientos de libros.
Fue una tarea conmovedora, hay que entrar en los estantes de alguien que se quiso y se ha respetado, sintiendo que de alguna manera se entromete uno en su intimidad.
Ayer por la tarde, nos
tocó, como última tarea, ocupamos de una inmensa estantería, donde ese extraordinario ser humano que fue
Oscar Granato, conservaba particulares colecciones de pintura y escultura, que
a cualquier amante del arte dejarían sin aliento.
Hace ocho años que él falleció, en este tiempo, pese al amor de su mujer y su familia, su taller y biblioteca, sufrió los avatares de la ausencia.
creábamos una montaña de papel mojado que iban a la basura. Una filtración inadvertida
dio por tierra con los años que a Oscar le habrá llevado reunirlos.
Pensé en la relación que uno mantiene con los
libros. En mi familia somos amantes de la lectura y bibliófilos. El libro, su
aroma, la textura del papel, su antigüedad, nos genera placer.
Quien entra a nuestra
biblioteca sabe que puede hallar mil tesoros. Lo mismo le pasaba a nuestro
amigo, pero, el destino del libro es frágil, un mínimo
incidente lo desvanece.
Igual, con la dedicación
que uno pone en las elecciones de su biblioteca. Como la vida misma, todo es
tan efímero como incierto.
También es verdad que si
hay pasión y trato amoroso, la brevedad de lo material se ensancha
prodigiosamente.
Maestro Oscar Granato
4 comentarios:
Lo efímero de la vida. Un abrazo.
A pesar de ello, hay algo que los mantiene vivos, porque son los resutados de una vida que van más allá de lo efímero y pasajero. Eso me pareció siempre.
¡Que suerte Umma que puedas tener semejante tesoro!
Besos
Umma, me alegró tu visita y amables palabras.
Apreciada herencia.
Verdad es que la pasión y el amor obran prodigios, incluso en lo material.
Un placer saludarte.
Primeramente debo decir que me pareció una entrada deliciosa en su contenido y forma. Me sentí tocada por la empatía y por amar, igual que tú y tu familia, los libros. Tengo pendiente hacerles una mención especial, puesto que no sólo son un cúmulo de letras e ideas, muchas veces esconden todo un mundo insospechado en su interior. Hubo épocas en que la lectura me ayudó a sobrevivir, también a madurar, a nutrir mis ideas y crecer. Mis padre nos heredó una gran colección de ejemplares que seguramente no se volverán a ver jamás o serían muy, pero muy difíciles de hallar otra vez. Mi madre también compartió algunos de sus autores y obras favoritas con nosotros y así, yo misma me fui imbuyendo en un mundo de conocimientos e información.
Una lástima la pérdida de ese material que no pudieron salvar, pero al menos en el resto de trabajos y colección queda la esencia de ese escritor que tanto quisieron. Sé que esos objetos quedaron en buenas manos.
Publicar un comentario